Un compañero me pregunta por estrategias de
estudio alternativas al estudio de memoria.
Para empezar quiero aclarar que entiendo
por estudiar “de memoria” a meter palabras en nuestra cabeza, en busca de
demostrar estudio ante el profesor. Mediante esa estrategia se obtiene el
paradójico resultado de que en casi ningún caso los alumnos recuerdan el total
de lo que deben estudiar. En realidad, normalmente logran algunas islas de
conocimiento, que no pueden conectar entre sí y que presentan separados
por grandes abismos de vacio conceptual. Se trata de un proceso en donde no hay
razonamiento y comprensión de las relaciones que se establecen en un
conocimiento verdaderamente significativo. Por lo tanto, con el correr de los
días pierden todos los conocimientos adquiridos y, en el examen, no pueden
responder a preguntas que impliquen establecer relaciones y/o comparaciones.
Creo que es más rico (y seguro para
aprobar) estudiar de forma significativa. Esa estrategia implica un ejercicio
de razonamiento, es decir, se trata de descomponer y recomponer los temas y sus
conceptos, de encontrar las razones de las ideas, de establecer vínculos hacia
el interior del tema y frente a los conocimientos que portábamos de forma
previa. Para ello la memoria es un importante complemento, pero no el recurso
motor. Que el conocimiento sea asimilado supone hacer un registro razonado y
almacenamiento significativo de la información, que permita a la memoria de
largo plazo y a la memoria operativa recuperar la información. Es posible que
la información secundaria se pierda en la niebla del olvido, pero los núcleos
centrales tienden a sobrevivir, porque fueron asimilados, y se vuelven parte de
nuestra capacidad de significar el mundo.
Algunas claves para lograr un conocimiento
significativo pueden ser:
- Tener estrategias en lo que refiere a la utilización del tiempo, planificación y gestión de las tareas a desarrollar y del descanso.
- Pensar sobre cómo optimizar nuestra atención, velocidad y comprensión del material que nos conecta con lo que hay que conocer.
- Tomar conciencia del funcionamiento de nuestras emociones frente al estudio, para apuntalar las partes débiles y sacar provecho de nuestros puntos fuertes.
- Tener un ambiente físico de estudio “sagrado”. A mí me resultó muy útil haber tenido mi propia Baticueva o Fortaleza de la Soledad, que me servía como base para entrar a esos complicados universos que nos propone el conocimiento. También me fue muy importante formar parte de grupos de estudios, lo que me permitió complementar mis capacidades y experiencias con la de otros, y sentirme contenido (cosa no menor).
Seguro que hay otras dimensiones que en
este momento se me escapan, pero creo que todo lo anterior nos direcciona y
posee unos principios de facilidad progresiva, creando un círculo virtuoso en
nuestra capacidad de aprender más cosas.