Alguno de ustedes me han preguntado cuál es la mejor
técnica para aprender en la universidad. Desearía tener respuestas
simples y rápidas, pero no las poseo. Sin embargo, si voy a ensayar una
respuesta, no quiero dejar el asunto en una respuesta individual.
Entiendo el
aprendizaje como un momento interno de un sujeto que no se encuentra aislado, sino que interactúa de forma dialéctica con los contextos de
enseñanza socio-históricamente organizados. En esos
contextos es que sus operaciones internas psicológicas son reorganizadas y se tratan de una totalidad que abarca
tanto el plano cultural como el natural o
biológico. Ambos planos se fusionan hasta confundirse entre sí y pasar a funcionar como fuerzas evolutivas diferentes pero también
co-formantes[1].
Entonces, el
aprendizaje ocurre en un proceso de mutua apropiación entre
sujeto y cultura. Esto quiere decir que el sujeto
se apropia (y es apropiado) de modo gradual de los instrumentos culturales, es decir,
interioriza de forma progresiva las operaciones psicológicas que se encuentran
constituidas inicialmente en la vida social, es decir, en el plano
interpsicológico[2].
Por lo tanto,
aprender se constituye en un proceso más complejo que un dominio
aditivo sobre variados instrumentos. Se trata de una reorganización de la
actividad psicológica del sujeto como resultado de su participación en
situaciones sociales específicas. Este desarrollo ontogenético es determinante para establecer los niveles que poseemos de atención
voluntaria, de memoria lógica y para la formación de conceptos.
Bajemos un poco
el nivel de abstracción y expliquemos lo anterior de una forma más cercana a
nuestra experiencia.
Al llegar a la
universidad, nosotros ya nos encontramos dotados de ciertos niveles en nuestros
procesos psicológicos y de un nivel determinado herramientas culturales interiorizadas.
Es decir, poseemos una determinada constitución subjetiva y un nivel en el desarrollo
cognitivo.
Entonces, de
aceptar el simplista y clásico dualismo de individuo-sociedad, lo primero que
podemos pensar es sobre nuestra esfera individual.
Una condición fundamental es
preguntarse si uno “quiere” estar en la universidad. Parece algo obvio, pero no
lo es. También es importante preguntarse si lo que uno estudia se relaciona con
alguna actividad que mueva nuestro interés y curiosidad, de no ser así los años
en la universidad van a ser una actividad muy cuesta arriba. Se trata de una
especie de diálogo con nuestro futuro
que determinan cuanta fuerza moral contamos para hacer los grandes sacrificios
que implica hacer una carrera.
Las anteriores dimensiones
son las grandes directrices sobre la que se asientan toda estrategia, táctica y
técnica del alumno. Pero no son las únicas, luego hay que mirar nuestras
cualidades y defectos.
Todos poseemos
en nuestra personalidad dimensiones que nos dotan de fuerza y de debilidades.
Por lo tanto, no hay una sola estrategia general para el aprendizaje y el éxito
en la universidad. Necesariamente la táctica y las técnicas tienen que tener en
cuenta en qué elementos somos fuertes y en cuáles somos débiles, para afirmar
nuestras fortalezas y disimular nuestras debilidades.
En esos descubrimientos
hay mucho de trabajo inductivo y deductivo. No es algo que se alcanza de
repente o sin esfuerzo. Si les sirve tal o cual técnica, es algo que
necesariamente debe descubrir cada uno, porque no hay una sola forma de inteligencia.
Finalmente,
debemos advertir que es un error pensar que el éxito en la UBA, se trate de un
proceso estrictamente personal de corrección de defectos o de fortalecimiento
de virtudes. Claro que es algo muy importante, pero no se puede desconocer que el
aprendizaje en la universidad es como un juego, un deporte o un combate, es decir,
tiene “reglas” a tener en cuenta para tener éxito. Se trata de reglas más
menos elásticas, variables y cambiables, pero que no debemos ser tan ingenuos de desconocerlas. La
habilidad de manejarse en/con esas reglas (que son mucho más que las reglas
formales) constituye en un recurso fundamental para tener éxito como alumno universitario.