7. El terrorismo como obstáculo conceptual
En este marco de dificultad conceptual, en el que desde el punto de vista militar no se puede abordar parte de la realidad, y desde el punto de vista político no se puede decir parte de la verdad, una nueva piedra filosofal ha venido a llenar ese vacío: el «terrorismo.» El terrorismo ha devenido de una categoría analítica en una categoría moral.
Las acciones de guerra del «otro» bando son presentadas como actos de terrorismo, en sentido vulgar. Y decimos del «otro» bando pues cada grupo combatiente presenta de este modo la acción contraria.
En el conflicto iraquí, así como en el palestino-israelí, tanto la acción de uno como la del otro son recíprocamente presentadas de esta manera. Este es uno de los rasgos: no define a un sujeto, sino a una posición (la enemiga). Y en este entrecruzamiento enunciativo, resulta obvio que quien tenga mayor capacidad de control de los medios de difusión masiva será quien defina centralmente quién es terrorista, qué es terrorismo, quedando él mismo exento de tales calificativos. La otra característica es la vaguedad del concepto: se lo puede flexibilizar y ampliar tanto como se desee.
Aquí radica la mayor peculiaridad y peligrosidad del concepto: el terrorismo aparece como la negación de la condición humana. Así es presentado, y quienes son acusados de terroristas son privados de todo derecho humano.
Pero no es el único sentido restrictivo o negativo de su uso. También sirve para la restricción de los derechos civiles en los países afectados potencialmente afectados. En Estados Unidos, el «Patriot Act» (Ley patriótica) ha conculcado legalmente los derechos de los ciudadanos estadounidenses. Ciertamente no ha sido éste el primer país (en este sentido Israel es claramente precursor en las últimas décadas de este tipo de restricciones) en desarrollar tales políticas.
Pero sería de muy corto alcance una mirada que culmine en las políticas estatales. Es importante advertir cómo esta política va desarrollándose e impregnando todo tipo de instituciones, incluso académicas.
Aquí radica el mayor peligro: no sólo retroceder en el respeto a los derechos básicos, sino en ir anulándolos, y con relativo consenso de la sociedad civil. Consenso que no tiene porqué ser activo para ser considerado como tal; la promulgación, casi sin discusión, de la Patriot Act no mereció el visible repudio de la población; sólo algunos pequeños núcleos se movilizaron para denunciar sus implicancias.
Dado que todo recorte es arbitrario, para leer entero el artículo pueden entrar a: http://www.saber.ula.ve/bitstre…/123456789/…/2/articulo4.pdf
También pueden leer "Guerra: Modernidad y Contramodernidad" de los mismos autores o "Terrorismo: en búsqueda del concepto" de Nievas: http://publicaciones.sociales.uba.ar/…/artic…/view/1437/1315
También pueden leer "Guerra: Modernidad y Contramodernidad" de los mismos autores o "Terrorismo: en búsqueda del concepto" de Nievas: http://publicaciones.sociales.uba.ar/…/artic…/view/1437/1315