El conocimiento científico sobre los fenómenos sociales es una cuestión que supera lo meramente teórico. La razón de ser de la sociología se desprende de su condición principalmente práctica, ya que permite un mayor control de las coacciones que nosotros ejercemos sobre nosotros mismos. Así, la sociología se asemeja a una disciplina “de combate”, donde los “rivales” son las prenociones propias y ajenas. Para tal combate es necesario manejar las herramientas básicas del arsenal sociológico, lo que puede permitir al alumno lograr un desencantamiento de los fenómenos sociales (objetivo general de la materia), al conocer las formas básicas de análisis metódico de lo social (objetivo específico de la materia).

Eduardo González Peña

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"El que cree haber entendido cualquier cosa sobre mí, se ha formado de mí una idea que responde a su imagen" Nietzsche.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Flabián Nievas: Lucha de clases. Una perspectiva teórica-epistemológica

Comparto el resumen del último libro escrito por Flabián Nievas: “Producto de varios años de trabajo, este libro sintetiza una perspectiva original de la teoría marxista. Como lo indica su título, la reflexión se sitúa en un espacio intermedio entre la teoría y la
epistemología, ya que no solo hilvana sentidos entre los principales textos clásicos de este cuerpo teórico, construyendo una perspectiva coherente, sino que se ocupa de comprender la disposición y lógica en que funcionan algunas categorías claves, como las de «personificación» y «fuerza social», a la vez que combinando –nuevamente– lo teórico con lo epistemológico, realiza una propuesta de interpretación de una cuestión crucial, que es el vínculo entre clase social y partido, algo largamente debatido en el marxismo y sin que se haya arribado a consensos interpretativos.
El autor propone, en esta cuestión, un orden en el encuadramiento de lo que, entiende, son diferentes niveles de observación: la clase social correspondería a un momento de indagación de la estructura social, mientras que el partido solo podría ser observado en los críticos momentos revolucionarios. No habría, pues, puntos de contacto entre ambas, ya que serían dos formas de observación, cada una adecuada a un determinado nivel de desarrollo de la lucha de clases, que es el vector que opera de fondo como ordenador de toda la reflexión.
Se trata, en palabras del autor, de «un abordaje posible y una perspectiva atendible», que no tiene pretensiones de imponerse a otras, sino tan solo de proponer una alternativa ante ciertas versiones esclerosadas que poco tienen ya para aportar.
Esta línea de pensamiento se inscribe en la tradición que se constituyera en el CICSO a partir de los años sesenta, aunque el autor nunca perteneció a dicho Centro. Pero las tradiciones no reconocen límites institucionales y, en buena medida, este corpus reflexivo también tuvo y tiene desarrollo en la Universidad pública.
El lector tiene en sus manos un trabajo que invita a pensar nuevamente cómo abordar con otra óptica textos clásicos de esta corriente de pensamiento.”
Se puede comprar aquí o ver el blog del autor Flabián Nievas: Lucha de clases. Una perspectiva teórica-epistemológica

jueves, 22 de septiembre de 2016

El romanticismo como interlocutor del pensamiento weberiano

Les dejo dos documentales sobre el Romanticismo. El primero (ver aquí) y el segundo (ver aquí). 
En el siguiente cuadro pueden ver las principales diferencias del Romanticismo respecto al Iluminismo:


S. XVIII: Iluminismo
S. XIX: Romanticimo
Mundo estático y ordenado
La realidad se percibe como algo cambiante y misterioso
Mundo inteligible por la razón
La razón se entiende sólo como una facultad posible, pero el sentimiento y la imaginación juegan papeles igual de importantes (o, incluso, aún más)
El hombre era entendido como un ser social, que, además, es igual a todos los demás hombres.
El Romanticismo venera la individualidad: la nueva filosofía muestra al hombre como un ser poderoso y principio de todo saber, que acaba inevitablemente enfrentado a la sociedad.
 
De forma general el Romanticismo se trata de un movimiento cultural que envuelve grandes segmentos de la población europea, en general, y alemana, en particular, durante el siglo XIX. Estos grupos se volcaron a tareas de carácter introspectivo (filosofía, arte, música, etc.) que tuvieron como común denominador a la condena de la modernidad. Así el Romanticismo, a diferencia del Iluminismo, tiende a orientarse hacia el pasado lejano, cuando el mundo era percibido como algo estático y ordenado. La diosa razón del siglo XVIII pasó a ser eclipsada por el sentimiento y la imaginación, haciendo que la modernidad fuera entendida por los románticos como algo cambiante y misterioso. El individuo romántico –el artista– se creyó el principio de todo saber, dejó de lado el racionalismo y buscó que su libertad primara sobre todas las reglas de una sociedad descripta como aprisionadora. Todo ello enmarca al Romanticismo dentro de un fuerte pesimismo cultural y que expresaba la visión de un mundo en crisis.
Weber tiene en el Romanticismo a uno de sus varios interlocutores que le permitieron desarrollar su teoría científica. De este movimiento cultural toma la idea de que la verdad no podía ser deducida a partir de axiomas (aunque reniega de la emoción, el sentimiento y de la intuición o, de forma resumida, de la introspección, para dar explicaciones causales del mundo social). Además Weber comparte el rechazo romántico por los filisteos de su época. Sin embargo el sociólogo alemán se resistió al generalizado pesimismo cultural que desprendía el Romanticismo y se dedicó a la búsqueda de una especificidad que se le negaba a las ciencias sociales. Así su sociología estableció nuevos senderos para el saber que buscan no cerrar el camino a la inteligencia y no dejarse doblegarse frente a la imagen de un orden social que aparecía como una fatalidad preestablecida.
Eduardo.
PD: Les recomiendo no pasar por la vida sin escuchar a Beethoven (pueden la sinfonía N° 9 ver aquí o la 3 y 5), a Tchaikovsky (Obertura 1812 ver aquí) y a Dvořák (Sinfonía del Nuevo Mundo ver aquí).

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Moral laica y Patria

Durkheim estaba preocupado por buscar una fundamentación laica de la moral. Tal vez había leído la frase de Voltaire: “si no existiera dios, sería necesario inventarlo”. 
El problema que se le plantea a la moral laica es cómo reemplazar a la  figura de dios y su poder paternal. La falta de la figura divina es el punto por el cual los conservadores atacan a la moral laica. Ellos relacionan la falta de dios con todos los crímenes aberrantes que ocurren en la época, de forma de minar la legitimidad de la moral laica. Entonces, frente al proceso de desencantamiento del mundo se puede elegir entre las siguientes opciones:
·                 Una vuelta a la religión católica: Durkheim es consciente que es un imposible. La burguesía francesa era liberal y positivista. Además tenía con la Iglesia de Roma un historial de sangre y de odio difícil de borrar, ligado a la Revolución Francesa.
·                 Adherirse a la religión burguesa por excelencia, o sea el protestantismo: Otro imposible debido justamente a la falta de fe religiosa de una burguesía liberal y positivista. Además la burguesía no podía abrazar el protestantismo sin ponerse en contradicción con la mayoría católica del pueblo francés, lo que era una gran imprudencia política.
·                 Crear una religión laica capaz de legitimar al nuevo Estado: este es el camino que vislumbra Durkheim. Una pedagogía que instaure una moral laica capaz de reconciliar autoridad con libertad, es decir, reacción con revolución, es lo que se propone Durkheim. 
Este tipo de moral laica busca lograr que las reglas se amen por sí mismas y esto porque se ama a la sociedad que las origina, en su forma operacionalizada de Nación. Como se suele proponer el concepto Nación tiende a situarse por encima de los intereses de clase y religiosos. Se trata de la forma práctica que toma la sociedad y ligado de modo intrínseco al concepto de Nación está su casi sinónimo, el concepto de Patria.  Aquí se organiza un culto laico a nosotros mismos, en tanto sociedad nacional, gracias a sus ceremonias y sus héroes, asimilándose a las formas de la Iglesia.
Para pensar sobre la Patria les adjunto el capítulo de "Mentira la verdad" que trata el tema.