El conocimiento científico sobre los fenómenos sociales es una cuestión que supera lo meramente teórico. La razón de ser de la sociología se desprende de su condición principalmente práctica, ya que permite un mayor control de las coacciones que nosotros ejercemos sobre nosotros mismos. Así, la sociología se asemeja a una disciplina “de combate”, donde los “rivales” son las prenociones propias y ajenas. Para tal combate es necesario manejar las herramientas básicas del arsenal sociológico, lo que puede permitir al alumno lograr un desencantamiento de los fenómenos sociales (objetivo general de la materia), al conocer las formas básicas de análisis metódico de lo social (objetivo específico de la materia).

Eduardo González Peña

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"El que cree haber entendido cualquier cosa sobre mí, se ha formado de mí una idea que responde a su imagen" Nietzsche.

viernes, 28 de abril de 2017

El éxito en la universidad

Alguno de ustedes me han preguntado cuál es la mejor técnica para aprender en la universidad. Desearía tener respuestas simples y rápidas, pero no las poseo. Sin embargo, si voy a ensayar una respuesta, no quiero dejar el asunto en una respuesta individual.
Entiendo el aprendizaje como un momento interno de un sujeto que no se encuentra aislado, sino que interactúa de forma dialéctica con los contextos de enseñanza socio-históricamente organizados. En esos contextos es que sus operaciones internas psicológicas son reorganizadas y se tratan de una totalidad que abarca tanto el plano cultural como el natural o biológico. Ambos planos se fusionan hasta confundirse entre sí y pasar a funcionar como fuerzas evolutivas diferentes pero también co-formantes[1].
Entonces, el aprendizaje ocurre en un proceso de mutua apropiación entre sujeto y cultura. Esto quiere decir que el sujeto se apropia (y es apropiado) de modo gradual de los instrumentos culturales, es decir, interioriza de forma progresiva las operaciones psicológicas que se encuentran constituidas inicialmente en la vida social, es decir, en el plano interpsicológico[2].
Por lo tanto, aprender se constituye en un proceso más complejo que un dominio aditivo sobre variados instrumentos. Se trata de una reorganización de la actividad psicológica del sujeto como resultado de su participación en situaciones sociales específicas. Este desarrollo ontogenético es determinante para establecer los niveles que poseemos de atención voluntaria, de memoria lógica y para la formación de conceptos.
Bajemos un poco el nivel de abstracción y expliquemos lo anterior de una forma más cercana a nuestra experiencia.
Al llegar a la universidad, nosotros ya nos encontramos dotados de ciertos niveles en nuestros procesos psicológicos y de un nivel determinado herramientas culturales interiorizadas. Es decir, poseemos una determinada constitución subjetiva y un nivel en el desarrollo cognitivo.
Entonces, de aceptar el simplista y clásico dualismo de individuo-sociedad, lo primero que podemos pensar es sobre nuestra esfera individual. 
Una condición fundamental es preguntarse si uno “quiere” estar en la universidad. Parece algo obvio, pero no lo es. También es importante preguntarse si lo que uno estudia se relaciona con alguna actividad que mueva nuestro interés y curiosidad, de no ser así los años en la universidad van a ser una actividad muy cuesta arriba. Se trata de una especie de diálogo con nuestro futuro que determinan cuanta fuerza moral contamos para hacer los grandes sacrificios que implica hacer una carrera.
Las anteriores dimensiones son las grandes directrices sobre la que se asientan toda estrategia, táctica y técnica del alumno. Pero no son las únicas, luego hay que mirar nuestras cualidades y defectos.
Todos poseemos en nuestra personalidad dimensiones que nos dotan de fuerza y de debilidades. Por lo tanto, no hay una sola estrategia general para el aprendizaje y el éxito en la universidad. Necesariamente la táctica y las técnicas tienen que tener en cuenta en qué elementos somos fuertes y en cuáles somos débiles, para afirmar nuestras fortalezas y disimular nuestras debilidades.
En esos descubrimientos hay mucho de trabajo inductivo y deductivo. No es algo que se alcanza de repente o sin esfuerzo. Si les sirve tal o cual técnica, es algo que necesariamente debe descubrir cada uno, porque no hay una sola forma de inteligencia.
Finalmente, debemos advertir que es un error pensar que el éxito en la UBA, se trate de un proceso estrictamente personal de corrección de defectos o de fortalecimiento de virtudes. Claro que es algo muy importante, pero no se puede desconocer que el aprendizaje en la universidad es como un juego, un deporte o un combate, es decir, tiene “reglas” a tener en cuenta para tener éxito. Se trata de reglas más menos elásticas, variables y cambiables, pero que no debemos ser tan ingenuos de desconocerlas. La habilidad de manejarse en/con esas reglas (que son mucho más que las reglas formales) constituye en un recurso fundamental para tener éxito como alumno universitario.